lunes, 20 de julio de 2009

El agua de tus dedos...

Al llegar la hora de soñar
ya todo se llena de vacío
una sensación de hastío
que me lleva lejos del bar.

Nunca pensé que algo así
me pudiesen arrebatar
mis sueños de luna y mar
pudiesen tener un fin.

Pero algo en mi interior
se ha roto sin piedad
no dejando más que soledad
y algo parecido a dolor.

Algo parecido, he dicho bien,
algo que no tiene nombre,
pues aún no ha nacido hombre,
o a lo mejor más de cien,
que llamen a este agujero
desde el pecho hasta los pies,
a esta sensación de sed
que ansía el agua de tus dedos.

Un dolor que no disminuye,
que nunca se va a apagar,
yo soy el que se hace más fuerte,
el que escapa, el que huye,
de esta sensación de muerte
que ya no me puede matar.



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