domingo, 19 de julio de 2009

Sueños de oscuridad


La luz del amanecer invadió las ventanas de mi cuarto, rasgando los jirones de sombra que quedaban sobre mi cama. Por un momento no reconocí la voz que en susurros preguntó si estaba despierto. No podía creer que me hubiera encontrado, no cuando había huído tan lejos. No podía ser posible.

Intenté sacar fuerzas de flaqueza de donde pude y contesté que sí, que estaba despierto. Vi deslumbrar una sonrisa entre la penumbra, y supe que mi final estaba próximo. Intenté conseguir algo más de tiempo distrayéndole con mis preguntas.

- ¿Cómo sabías donde buscar?-pregunté-. Creía que había ocultado bien mis huellas.
- Las ocultaste bien, sí -su corta melena negra onduló levemente enmarcando su pálido rostro-, lo ocultaste... para un humano. Pero ese olor es como seguir un camino de baldosas que se iluminan. Es sólo cuestión de tiempo.

El dulce aroma de su voz llegó a mí traído como una brisa marina, quedé hipnotizado por esa mirada y perdí el miedo a lo que iba a suceder, a perder todo lo que un día amé de este mundo. Me sumergí en su abrazo esperando que fuera breve, rogué que todo saliera como había esperado. Ella bajó la cabeza lentamente y tras besar con pasión mis labios, clavó sus colmillos en mi garganta arrastrándome con ella a un mundo de fantasía.

Y es que a veces, sólo a veces, el amor está más allá de lo que entendemos por vida... o por muerte.

No hay comentarios: